La web avanza a un ritmo trepidante... pero el vídeo sigue como siempre
Hace un par de años, el panorama del vídeo en internet echaba chispas. Steve Jobs había publicado una carta pública en la que decía sin tapujos que Flash era una tecnología pesada y obsoleta, y aunque en ese entonces muchos se rieron del tema ahora está más que claro. También eran días en los que mirábamos a los nuevos estándares HTML5 con esperanza, pensando que los formatos de vídeo en las páginas web iban a cambiar para siempre. dos años después, a finales del 2012, seguimos igual.
Flash sigue presente en YouTube, en Vimeo, en Facebook y en el resto de grandes plataformas que almacenan y distribuyen vídeo. Incluso empresas como Youzee y Wuaki lo siguen usando. Todas las iniciativas para cambiar de formato y usar HTML5 se reducen a simples experimentos, que no llegan a reemplazar nunca el reproductor Flash e incluso bloquean la reproducción de ciertos vídeos en las plataformas móviles por el simple hecho de no poder mostrar correctamente la publicidad. Y al usuario no es que se le quede muy buena cara cuando un dispositivo le dice que no puede ver un vídeo porque no puede cargar el anuncio que viene antes de ese vídeo.
¿Por qué seguimos anclados en Flash? No es difícil responder a esta pregunta: por exigencia de las distribuidoras y por su flexibilidad. Un vídeo en Flash es mucho más maleable, los usuarios y los propietarios pueden colocar anuncios en forma de imágenes y vídeos de una forma mucho más sencilla que si estuviéramos usando un elemento de vídeo con HTML5. Y eso ha hecho que tengamos que soportar un reproductor que hace lo que quiere al cargar el vídeo, y que se bloquea en demasiadas ocasiones. Los reproductores HTML5 experimentales no lo mejoran mucho, y todavía tienen demasiadas limitaciones. Es imposible contar todos los complementos para navegadores que intentan mejorar esto.
Las plataformas móviles, un ejemplo de cómo el vídeo debería ser en los ordenadores tradicionales
El único sitio donde el vídeo ha evolucionado satisfactoriamente es en las plataformas móviles, donde iOS fue el pionero de no incluir Flash en el iPhone y el resto de plataformas terminaron haciendo lo mismo más tarde (incluso Adobe admitió que Flash en los móviles no era una buena idea). Y eso es bueno por dos razones: estamos en una tendencia inequívoca hacia los dispositivos móviles, y las empresas se están viendo obligadas a evolucionar el modo con el que distribuyen contenido. Tenemos el problema de que cada plataforma prefiere un formato diferente (lo que desemboca en compañías como Wuaki teniendo que codificar sus películas infinidad de veces tal y como nos dijo directamente su CEO), pero al menos ese formato está optimizado justo para el terminal que estamos usando.Sin embargo y por desgracia, desde Linux, OS X o Windows en un ordenador de sobremesa encontrarse con un reproductor Flash sigue siendo lo más común junto con todos los problemas de seguridad añadidos que eso implica. Y es particularmente decepcionante, sabiendo que hace ya mucho tiempo que las bases y las herramientas para un nuevo formato de contenidos puede ser posible. Pero claro, falta que las compañías y las distribuidoras alcancen acuerdos entre la posibilidad de formatos abiertos o propietarios, una codificación u otra…
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